viernes, 28 de julio de 2017

ELEMENTOS METODOLÓGICOS DE LA FORMACIÓN DE EDUCADORES

a) La intencionalidad de la formación.

La formación de educadores de adultos pretende integrar los diversos elementos que de alguna manera apuntan a la modificación del quehacer de los educadores y que les reafirma el concepto de una educación participativa, donde el aprendizaje es el resultado de la interacción grupal y el papel principal del educador es el de facilitador. Bajo esta perspectiva, la formación de educadores se define como un proceso continuo que se adquiere a lo largo del ejercicio del propio educador; de esta manera es posible afirmar que se aprende en la práctica educativa y de las experiencias cotidianas que ésta nos ofrece; lo anterior, sin embargo, no resulta suficiente, sobre todo cuando se le asigna a la formación la responsabilidad de favorecer, en el educador, las potencialidades necesarias para estar en condiciones de:

Aprender a utilizar todos los recursos para resolver un problema.
Poner en práctica estrategias y métodos que apoyan el aprendizaje de grupo.
Abordar con creatividad y competencia situaciones imprevistas que se presentan en nuestra práctica educativa.
Cooperar con los otros en la solución de sus propios problemas.
Adquirir nuevos conocimientos, métodos, técnicas, lenguajes y desarrollar valores que impulsen la vocación personal.
Integrar el saber hacer con las experiencias vividas, tratando de darles sentido, significado y pertinencia.

b) El aprendizaje en grupo y con el grupo.

La vida profesional del educador de adultos se desenvuelve en una constante interacción con su entorno, en ella la acción de aprender se relaciona directamente con el enfrentamiento de una situación-problema y la búsqueda de soluciones, por ello en el proceso de formación, al igual que en toda acción educativa, subyace un modelo de relaciones humanas donde se generan aprendizajes; de esta manera entre animador-participante, participante-animador y participante-participante, se establecen relaciones comunicativas que como tal, son fuente de múltiples contenidos de aprendizaje.

Los equipos de formadores y los grupos de educadores, son grupos de aprendizaje en tanto que por medio de sus relaciones aprenden a:

Elaborar o procesar información.
Manejar relaciones interpersonales (actitudes frente a situaciones).
Interpretar sus propios sentimientos frente a los problemas.
Identificar, cómo el individuo se apropia de un código y de cierta información.
Compartir su experiencia, conocimientos y procedimientos para resolver problemas.

Los educadores entonces, aprenden varios elementos en situación grupal, en consecuencia resulta útil que en su formación logremos superar el esquema de la didáctica tradicional que considera al grupo como objeto de enseñanza y asumir los planteamientos de la didáctica grupal, que define al grupo como sujeto de aprendizaje.

c) La didáctica grupal.

Como forma de aprendizaje tiene su fundamento en las nociones de grupos operativos en la enseñanza, y fue conceptualizada por sus creadores como una pedagogía del aprendizaje donde la idea del grupo y su funcionamiento es esencial para favorecer una nueva perspectiva de la enseñanza; en este enfoque, el educador como animador del proceso de aprendizaje debe tomar en cuenta de manera especial dos aspectos: el primero de ellos es que para estar en condiciones de favorecer el aprendizaje grupal, es necesario formarse como animador de grupo, es decir, participar primero como integrante de un grupo; el segundo aspecto es tener claro que en todo grupo hay dos niveles de funcionamiento: uno manifiesto, que es lo que la gente expresa o dice del propio grupo, y otro latente, que muchas veces no se exterioriza en forma verbal pero que, de alguna manera, aparece en las actitudes que se asumen.

Con este marco es posible afirmar que:

El grupo es sujeto de aprendizaje porque:

Los participantes son considerados no en su calidad de individuos aislados sino como grupo; no obstante, lo que piensan y lo que sienten al interior de un grupo, es muy importante; no por ser grupal esta concepción, elude al individuo.
Los participantes se ubican en una perspectiva diferente, plenos de riqueza y potencialidad grupal para encarar y resolver problemas.
Como resultado de la interacción y la comunicación, se modifican de manera significativa las pautas de conducta de los individuos.
En la diversidad de relaciones se generan aprendizajes intencionados y significativos, ya que a través de ellos obtenemos respuestas a los problemas derivados de la práctica pedagógica.

d) Factores que activan el aprendizaje en el grupo.

Para que el grupo produzca intelectualmente y avance hacia el logro de sus objetivos, necesita la existencia de un clima que propicie el aprendizaje, un ambiente de libertad para pensar, expresarse, intercambiar experiencias, hacer proposiciones, señalar coincidencias y ejercer el análisis y la crítica.

La interacción grupal entonces, es percibida como un estado de ánimo en el grupo, una estructura definible, donde existe un ambiente de cooperación, de comunicación, de intereses centrados en la tarea y de compromiso con los objetivos adoptados.

La integración grupal es un proceso cuyo nivel óptimo se alcanza cuando los participantes advierten logros significativos y cobran conciencia de que han llegado a un alto nivel de comunicación y cooperación.

El clima social que hace posible la activación del aprendizaje en los equipos de formadores y de educadores, es aquél donde se presentan los siguientes elementos:

Que se comparta una finalidad, que a la vez se convierta en el núcleo de intereses, con la suficiente energía como para aglutinar esfuerzos y que en torno a ella se concentre la reflexión y la práctica transformadora.Esta finalidad está representada por los objetivos y metas de aprendizaje.
Que cada uno de los miembros tenga una función propia e intercambiable, para el logro de los objetivos de aprendizaje, evitando que se consoliden roles rígidos y estereotipados; por ejemplo, el que enseña y el que aprende, los que deciden y los que ejecutan, etcétera.
Que se consolide un sentido de pertenencia, que se detecta por el pasaje del "yo" al "nosotros".
Que se propicie una red de comunicaciones e interacciones, por medio de las cuales se logre el intercambio y confrontación de los diversos puntos de vista que integran los criterios individuales respecto de los problemas grupales.
Que se tenga la oportunidad de participar en la detección y solución de problemas, como procedimiento necesario para el aprendizaje.
Que se dé un ambiente (espacio de reflexión) para la elaboración de los aprendizajes; es decir, que no sea el animador el que dé conclusiones o dicte conocimientos acabados con criterio de "verdad inapelable".
Que se reconozca al grupo como fuente de experiencia y de aprendizaje, capaz de generar diversas situaciones que aporten elementos para la reflexión y la modificación de pautas de conducta.
Que se dé tanta importancia a la persona en cuanto tal, con sus conflictos, motivaciones, intereses y contradicciones, como a las metas de aprendizaje.

e) El aspecto metodológico en la formación de educadores de adultos.

Para el desarrollo o realización de un proceso de formación permanente, la organización sistemática de las tareas resulta indispensable; guiar, orientar y facilitar el aprendizaje es una gran tarea de tanta trascendencia, que requiere de una gran seriedad y responsabilidad para evitar al máximo la improvisación. En este sentido, la organización metodológica del hecho educativo que promueve la formación debe considerar cuando menos tres elementos: la planeación didáctica, la metodología del aprendizaje y el animador del proceso educativo que asume la responsabilidad de formar a los educadores.

Planeación didáctica. Cualquier tipo de plan educativo, implica siempre la organización previa de situaciones encaminadas al logro de los objetivos. En su concepción más sencilla, un plan educativo responde a cuestiones básicas como las siguientes:


La planeación del proceso de formación, es un procedimiento sistemático de largo alcance que permite prever y organizar las tareas formativas, de tal manera que sea posible lograr los mejores resultados, utilizando para ello todos los elementos de que disponemos, evitando la improvisación, la rutina y el fracaso. Dentro de la planeación debemos distinguir dos niveles diferentes: los que son de responsabilidad macro-educativa cuyo radio de influencia tiene características nacionales o estatales; su elaboración es de competencia directiva y generalmente parte de un diagnóstico educativo o detección de necesidades; en este tipo de planeación las acciones se describen a través de cuatro fases o etapas: planeación, organización, ejecución y evaluación. El segundo nivel de la planeación tiene una dimensión micro-educativa y por sus características técnico-pedagógicas, está referida a la planeación didáctica de un evento donde la idea principal es favorecer el aprendizaje. Este tipo de planeación es competencia del animador del proceso de aprendizaje o de algún equipo técnico que se haya destinado para esta tarea. En cualquier caso su finalidad es la organización de la tarea didáctica y sus requisitos fundamentales son: que tenga validez como instrumento técnico para favorecer la interacción del grupo y facilitar el aprendizaje y, que sea operativa en tanto que resulta práctica en su manejo y viable para el desarrollo del evento.

La planeación didáctica para la realización de un evento de formación, se ha instrumentado a partir de la elaboración de guías didácticas cuya finalidad es la organización previa de las actividades a realizar, evitando de esa manera la improvisación y la rutina; en este sentido es necesario tomar en cuenta que en el marco de la formación de educadores, se pretende privilegiar el aprendizaje por encima de la enseñanza, es decir, se trata de evitar las preguntas sobre ¿qué enseñar? y ¿cómo enseñar?, para enfatizar en cambio las preguntas del educador de adultos sobre:

¿Cómo provocar la interacción entre los miembros de un grupo?
¿Cómo obtenemos la oportunidad de aprender?
¿Cómo relacionar los contenidos que se van construyendo con los contenidos que aportan los participantes?
¿Cómo puede aplicarse lo aprendido?

La guía didáctica es un procedimiento que podemos describir como:
El conjunto de sugerencias representadas por actividades, cuyo propósito es orientar las acciones concretas del grupo para llevarlo a compartir experiencias, construir nuevos conocimientos y desarrollar sus múltiples capacidades para desempeñar mejor y con mayor calidad sus tareas cotidianas.
Las características generales de las guías didácticas son:

Ofrecer al animador del proceso educativo, la posibilidad de adecuar las actividades a las características del grupo de aprendizaje.
Tomar en cuenta que las características del grupo, donde se desarrolla el aprendizaje, siempre son distintas. Ningún grupo es idéntico a otro.
Despertar la creatividad del grupo e impulsarlo hacia la actividad, apelando al espíritu de reflexión del educador de adultos.
Aprovechar la diversidad para consolidar el aprendizaje grupal.
Orientar un proceso educativo grupal, al llevar a los participantes por un recorrido hacia el conocimiento, descubriendo paralelamente los conocimientos previos, a la vez que se construyen otros. Apoyar al animador del proceso educativo a "tender un puente", entre él como animador del grupo y entre el grupo y los contenidos.

Metodología del aprendizaje en la formación.

El diálogo, la interacción, la participación activa, la recuperación de la experiencia como fuente de conocimientos, la reflexión de los participantes y la búsqueda hacia la aplicación de los conocimientos adquiridos, son elementos relevantes para la formación de educadores de adultos, por ello se impulsa una metodología específica, que orienta la planeación didáctica y que dirige la ejecución misma de la práctica pedagógica de la formación. Esta metodología, está destinada a provocar el aprendizaje de los participantes.

El procedimiento didáctico a través del cual se abordan los contenidos educativos en los grupos de aprendizaje, está metológicamente conformado por tres momentos o etapas: descubrimiento o recuperación de experiencias, aprendizaje o confrontación de los participantes con las fuentes del conocimiento, el cual proviene, ya sea de ellos o de los materiales didácticos y aplicación o búsqueda del sentido de lo que se aprende; las etapas se complementan entre sí a fin de incidir en el aprendizaje.

En la etapa de DESCUBRIMIENTO se pretende que exploren, cuestionen y analicen su propia experiencia, a partir de su práctica como educadores, así el intercambio gira en torno a una problemática o tema pre-establecido, surgiendo datos comunes que son analizados y que se rescatan para constituir una fuente de conocimientos.
En la etapa de APRENDIZAJE, se trata de realizar diversas actividades que permitan promover el empleo de la capacidad de análisis y síntesis de los participantes para la apropiación de nuevos conocimientos, actitudes o habilidades que propician el enriquecimiento de los que ya poseían; así, por medio de la confrontación entre lo que uno sabe, lo que saben los demás y de los contenidos de los materiales, se posibilita el acceso a nuevos saberes.
En la fase de APLICACIÓN se busca la ejercitación de los nuevos aprendizajes, promoviendo la organización de los participantes para que planeen y determinen cómo llevar a la práctica acciones que les permitan realizar sus tareas y brindar un servicio de mayor calidad.

El desarrollo de cada una de estas fases, implica un momento de reflexión y análisis al interior del grupo, para evaluar los resultados de las actividades llevadas a cabo.


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